David Meara lleva más de medio siglo viajando en trenes nocturnos de Londres a Escocia.
En este gran cuento ferroviario, David recuerda la alegría, la emoción y el romance de bajar la persiana en una terminal sucia y mugrienta una noche y volver a abrirla a la mañana siguiente para ver las montañas de las Tierras Altas cubiertas de brezos, los ciervos caminando al lado de la línea y los ríos de turba que competían con el tren a lo largo de la vía.